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Mostrando las entradas de marzo, 2020
Macedonio. Los ojos del enfermo músico  se posaron sobre el violín que colgado en la descolorida pared,   poco a poco se llenaba de polvo, ese polvo aparentemente inofensivo, pero lleno de tragedia  que acostumbra atacar sin compasión a todo lo que se abandona o se descuida. En la entrada de la humilde habitación, apenas cubierta por una cortina blanca a falta de puerta,   apareció Petronila, la mujer de Macedonio, en su mano izquierda llevaba un plato hondo con sopa humeante y de la cual se desprendía un sabroso aroma, y en la mano derecha una servilleta de tela con tortillas recién hechas. -Te traje algo pa’ que comas Macedonio, no has comido nada en todo el santo día-. La cara de Macedonio no acusó ninguna reacción a las palabras de la mujer ni al plato de comida. -¿Por qué no está mi violín en su estuche? -Ay Macedonio lo tuve que vender ya no teníamos  ni un peso pa’ las tortillas y todavía debemos la renta de este mes. Al mismo tiempo que acercaba una s