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Mostrando las entradas de julio, 2017

La vendedora

La vendedora. Ella no sabia que había mas allá de las montañas, de los rojos techados y calles retorcidas  que armaban su pueblo como si fuera un enorme rompecabezas, tampoco sabia que otra gente hablaba otros idiomas y que eran capaces de sobrevivir a la nieve y al frió intenso, porque no conocía ni la nieve ni el frió intenso, por supuesto, tampoco sabia que era la depresión, no había leído nada de Kant o de Nietzsche, porque ni leer sabia. Lo que ella si sabia, era sonreír y vender flores, desde siempre había vendido flores y regalado alegría por todo el pueblo. Sus primeros pasos los había dado en el invernadero y sus primeros balbuceos tuvieron perfumes de rosas, de margaritas, de gladiolas y de otras flores mas. Sus ojos se abrieron para llenarse de colores, de todos los colores de las flores que casi a diario nacían junto a ella, por eso sus ojos tenían todos los colores y por eso eran capaces de pintar el alma de todos los que alguna vez se reflejaron en ellos. El ritmo de